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Tuesday, January 14, 2014

Abrek Jasó y mi viaje al Aslanbek-Sheripovo en 1976.



       Es poco probable una vida feliz sin pruebas difíciles, sin los momentos, cuando parece que todo esté perdido y hay demasiadas pocas posibilidades de arreglarlo, es decir, de salir desde la situación, como si ahora los fracasos fueran a perseguir durante toda la vida. No den crédito nunca a tales pensamientos. Mirando atrás, no recuerdo incluso un único obstáculo que no enriqueciera mi experiencia, ni que no me enseñara por algo, ni que no sirviera a algún objetivo, ni que no diera una información útil. Mirando atrás, llegan a la conclusión: si Dios permite algo que interpretamos como una cosa mala y negativa, lo significa que Él va a enseñarnos algo. Y entonces volviendo ridículo, con cuales espanto e ira las dificultades y fracasos del pasado fueron percibidas. Y entonces los fracasos y dificultades posteriores serán percibidos mucho más fácilmente.
       Esto no es un relato inventado. Lo que voy a describir ahora, me pasó a mí de hecho, hace mucho en 1976. Esa época yo tenía 26 años. Hasta esa época, siendo nacido en una familia de los ateístas, me he convertido en un agnóstico gradualmente. Y para comprender la causa del viaje en una ruta tan extraordinaria, tenemos que apartarse ocho años más atrás.
       Esa época el poder soviética fue interesado a hacer propaganda, con quien esto resultará, para que la gente se vaya al territorio enorme de Siberia que todavía no era toda colonizada, para construir y para los otros trabajos. Los poetas y compositores tenían que adular al poder. Esto podía afectar adversamente a sus obras, pero algunos de ellos actuaban sabiamente no sólo una "felicidad en la colectividad", pero también la naturaleza de esos lugares, sin embargo, la naturaleza, siendo una creación de Dios, es hermosa a su manera en todas partes. He empezado a trabajar desde 16 años: habría gustado a ser independiente y tener mi propio dinero, y primera vez eligió el trabajo muy afortunadamente: un obrero en trabajos geodésicos de campo. En el mundo soviético esto era casi un ideal, porque trabajaban en las condiciones de campo, entre los dos o tres, no había nada para que rivalizaran, no había ninguna dependencia de la colectividad, prácticamente no había ninguna hablada, ni querella y ni intriga, llegábamos en el departamento de investigación técnica, sólo para recibir un salario. En breves términos, esa época la mejor carrera habría sido, personalmente para mí, esto para que eluda a rajatabla todas las compulsiones soviéticas, principalmente el acorralar compulsivo en la colectividad (naturalmente para idiotizar y controlar).
       Hacia mayoría de edad decidió comenzar a viajar de negocios, es decir, "por la niebla y aroma de taiga" (estas palabras son tomadas de una canción de sesentas en URSS, en ruso: "за туманом и за запахом тайги"), pero primero viajo, suficiente largo, me desengañó: allí donde yo era mandado, en Chechen-Ingush ASSR, no había ninguna taiga, derredor había estepas e incluso las montañas reales no eran vistas. Pero Dios sabía mejor a donde mandarme ¡es cierto! Es dudoso que pudiera inventar un lugar más oportuno para buscar la Verdad y cognición, sin embargo, el objetivo de nuestra vida es precisamente la cognición y búsqueda. Antes del viaje hablaban a mí muchas porquerías sobre la población autóctona de república y primeros días yo me portaba atentamente, sin embargo, sólo durante los primeros días. Al muy poco tiempo descubrió que la sociedad chechen se distingue de toda restante, soviética que ya estaba odiada a mí, y se distingue precisamente en la misma dirección que se encuentra mucho más cerca en espíritu a mí personalmente en muchos aspectos.
       Usted yerra si piensa que yo inmediatamente comenzó a explorarlo. Teniendo 18 años, a pesar de mi erudición y desarrollo, mis problemas personales que dejé en Moscú, más preocupaban a mí, y también los sueños y fantasías diferentes que son apropiados a esta edad. La información sobre la sociedad local llegaba a mí a pesar de todo, pero, sin duda, habría aprendido mucho más noticias si se ocupó de esto especialmente. Incluso no me tomé la molestia de informarse la causa, debido a cual la sociedad local fue presentada en aspecto más ventajoso desde mi punto de vista, a distinción de los demás. Por supuesto, la causa está en la religión, pero no está en el clima ni en la situación geográfica, sin embargo, aprendí esto mucho más tarde. Y si aprendí esto en esa época, es dudoso que yo lograra ampliar mi horizonte en el asunto de fe, porque dos cosas son necesarias para esto: el acceso a la información y el deseo serio. Acerca del acceso, incluso no era posible comprar los cuatro Evangelios, ya sin decir acerca del Corán, ni alguna otra literatura sobre las disputas teológicas. Y no había nadie, con quien se pudiera hablar de cualquier tema interesante y serio. Es ahora que en cada paso subterráneo puede ver los testigos de Jehová y los creyentes de otras confesiones que conversan y propagan su literatura, pero en esa época no era posible encontrarles por la tarde con el fuego. Todo era aplastado, apretado, no había nadie, excepto los borrachos y la gente "normal" soviética. Por supuesto, si alguien busca, entonces encontrará, pero en ese momento no había ningún deseo serio de ocuparse con tal búsqueda.
       Sin embargo, después del regreso de la comisión de servicio, mi interés por Chechen-Ingush ASSR no se disminuía, sino comenzó a crecer. Todas las cosas favorecían a esto: las mismas colisiones cotidianos con los hechos negativos de la vida cotidiana y de realidad soviética. El estado maltrataba la gente y la gente maltrataban el uno al otro. La tendencia a dar en caperuza al prójimo, incluso sin ventaja para sí mismo, casi se convertía en una regla de los buenos modales. La gente se portaba como los perros en una perrera, donde ellos son golpeados y mal alimentados. El proverbio "el mundo es un burdel y las gentes son unas prostitutas" cristalizaba visiblemente en la vida. No soltaban al extranjero por cualquier dinero. Incluso si esta regañina canina de las gentes soviéticas no concernía a mí personalmente, a pesar de todo, un sentido de la detestación surgía y recordaba, sin pensar, la sociedad de Chechenia, como una alternativa. Una lástima ocurría que no comencé a aprender la lengua de Chechenia, estando en la comisión de servicio, especialmente teniendo en cuenta que el estudio de cualquier lengua, incluso de ésa que no sería útil prácticamente, sino es interesante en sí mismo y útil para el desarrollo.
       Casé en enero de 1973. Todo pasaba bien. Sin embargo, mi familia y yo especialmente no fuimos del gusto de algunos vecinos. Sin duda, todos tienen derecho a sentir simpatía o antipatía por alguien, pero otra muy distinta, cuando estas cosas, como la simpatía o antipatía, se expresan exteriormente. Entonces ya esto no es por ley e incluso no es humanamente. Tal amenaza, como "te encarcelaré" si no hay nada por cual encarcelar, en cualquier país libre y democrático al oeste, ella fuera considerada como una amenaza grotesca de tonto, y poco probable podría esperar alguna otra reacción recíproca, excepto la risa. Y si esto tiene lugar incluso en nuestro país ahora, justo yo les enviaría allá, usando una palabrota rusa, a donde es costumbre a enviar en tales casos, pero eso era Unión Soviética de 1976, y tal amenaza era bastante real.
       Bueno,- decía a mí mismo,- por un tiempo me absteneré de los actos agresivos, tal vez todo arregle. No obstante, si desmesuran demasiado, pasándose a través de alguna raya, cumpliré este deseo de ellos, me caeré en la cárcel, pero no en vano". Yo no tenía miedo de caer en cárcel por un período corto, razonando de tal manera: "Lo que no me mata, eso me hace más fuerte". Lo que había nacido y vivo en ambiente social que es hostil a mí, comprendía esto, es posible, desde la edad de la escuela primaria. Si ocurre algo terrible, irreparable, en respuesta a ello un plan fue preparado aproximadamente a la época de mayoría de edad: a ir al bosque con el equipo apropiado y vivir allá. Incluso trataba de construir una tolva en el bosque, pero experimentando de vivir en la tienda de campaña durante varios días, pernoctando allí en el invierno, cuando la temperatura era veinte grados bajo cero, he llegado a la conclusión que una tolva no es necesaria, es superfluo. Si el secreto del lugar de la tolva revelan, entonces no he hecho nada. Sin embargo, en la tienda de campaña si algunos tipos van al lado del lugar (por ejemplo los cazadores o buscadores de setas o los otros) y si mi modo del turismo parece sospechoso, siempre hay una posibilidad de cambiar la localización de su estancia. No soy el primero que he descubierto este modo, aunque en esa época yo no oía nada sobre los abrekes en el Cáucaso y tenía una idea muy vaga de los "hermanos del bosque" en los países bálticos. Las personas estúpidas, con quien yo compartía tales ideas,  decían a veces: "¿Cuál es el sentido a escaparse? Tarde o temprano te cogerán a pesar de todo". Sin embargo, ellos no tenían nada para replicarme al argumento contrario: "¿Cuál es el sentido a vivir? Tarde o temprano morirás a pesar de todo". Y tal evento como "ellos me cogerán" de ningún modo no es obligatorio, sino está sólo probabilístico. Y esta probabilidad es menos dependida del perseguidor, sino más de aquello quien se escapa, y depende de su intelecto, de fuerza de voluntad, de inspiración y del Señor Dios.
       Hacia 1976 mi familia se aumentó, ya estaban dos niños que se llevan un año. Pero mi familia unida y sana fastidiaba sin causa algunas personas soviéticas, diciendo más precisamente, algunos borrachos, vulgachos y degenerados. Todavía ellos no sabían que yo había renunciado a mi trabajo y ahora ganaban lo mismo dinero, trayendo las alfombras de felpa desde Bakú y les revendiendo en las ciudades de la región de Vladimir, de tal guisa convirtiéndome en más independiente de las colectividades soviéticas y de su porquería. ¡Cómo mucho se habrían gustado a ellos para que yo cayera en cárcel! O en el peor de los casos para ellos, para que yo estuviera en la situación del protagonista de una canción de Vysotsky "y en el cementerio todo está en silencio..." (А на кладбище все спокойненько) donde es dicho como un hombre vivo elige el cementerio como un lugar del descanso, para estar sin los vecinos y colectividad soviética que lo persigue. No obstante, mis cálculos al buen tuntún no se realizaron. 22 de abril estos vecinos organizaron una borrachera el honor del aniversario de Lenin, pero de hecho, no eran tal seguidores convencidos de Lenin y, cumpliendo la voluntad del poder soviético por la persecución de los disidentes, poco probable que ellos se dieran cuenta de esto. Simplemente había un pretexto a emborracharse como los puercos, y cuando la borrachera se subió a la cabeza, un deseo surgió para ensañarse con la familia del "intelectual podrido", pero lo que este "intelectual silencioso", es decir, yo mismo,  es capaz de aplicar una arma blanca, esa circunstancia estaba fuera de su alcance. En esa tarde bañábamos a nuestro niño que tenía esa época sólo tres meses, y estos canallas empezaron a tirar los terrones de suelo a la ventana y yo pensaba que el momento es oportuno, también el pretexto suficiente para "estar en la condición agitación mental fuerte que fue provocado por acciones ilegales de la víctima". Si fuera uno de estos psicópatas que son capaces de lanzarse con los puñetazos y con el cuchillo debido a cualquier pretexto, entonces yo permaneciera toda mi vida en los ciertos lugares y es dudoso que este ensayo fuera publicado. Sin embargo, durante toda mi vida estaba en libertad, para llevar la contraria a todo el mundo soviético. De hecho, podía contenerme en ese momento, pero ¿por qué molestarse? Incluso, si caigo en la cárcel, entonces a pesar de todo podía justificarme por "las acciones ilegales de la víctima", para no recibir la condena muy larga conforme del artículo 102 del Código penal de esa época. Hasta el último momento, es decir, hasta el incidente, asumía que es más probable que no tenga lugar nada malo, por lo tanto en vez de tomar conmigo las cosas para vivir en el bosque que serían preparadas de antemano e irse rápidamente, pero tenía que preparar estas cosas después del incidente. Todos los míos me distraían fuerte en este momento: las emociones apoderaban a ellos y es naturalmente, fuera un pecado a ofenderme por esto, a pesar de que ellos refrenaban fuerte mis preparativos. La esposa que ya cambió varias palabras con los otros vecinos, empezó a convencerme: ¿Tal vez, tienes mejor quedarte a la casa? Toda la casa está en tu parte.
       Esto era una sorpresa para mí y es probable que no sólo para mí, sino también para la parte opuesta. Porque la persecución en las "colectividades soviéticas" y en los "albergues socialistas" era especialmente calculada para que todos se arrojen contra uno. Tales casos eran mí conocidos en los apartamentos comunales, donde unos canallas, estando de manga, habían conseguido el desahucio aquel que ellos perseguían o lo habían encarcelado, o lo maltrataban sistemáticamente, sin riesgo a incurrir en las acciones de respuesta, porque el hombre ya fue vencido y sabe que podían encarcelar por nada, desalojarle del apartamento o armar cualquier otra marranada. Y acostumbraban a esto gradualmente: cedió una vez para "no meterse con ellos", cedió en segunda vez, se producía la costumbre a ceder, y la víctima de colectividad hacía concesiones, donde antes resistiera, y gradualmente su vida se convertía en infierno. No tenía nadie derecho a ser sí mismo. Para no encontrarse en la situación de la víctima de colectividad soviética, todos tenían que adecuarse a ella enteramente y completamente, ser "igual", sin desviarse al lado alguno. La más mínima manifestación del individualismo era un pretexto para los ataques. La gente que fue asustada por destino no sólo de aquellos que el estado había reprimido, pero también por destino de ellos que habían sometido a la persecución colectiva, vivían de esta manera, sin reflexionar que tal vida no es mejor que la vida de aquellos que fueron perseguidos y acosados, sino es peor. Había poco aquellos que adivinaban que excepto estos dos males en la sociedad totalitaria, también había un tercer camino, aunque estaba lleno de las privaciones peculiares también, pero es el más digno, esto es el camino de abrek.
       Abrék es aquel que vive en la naturaleza en la situación ilegal. Su casa es bosque, sin diferencia, en la llanura o en las montañas. Y la sentencia de muerte en absentia, y la policía, y los servicios especiales, y la mafia - todo esto no es peor para él que un ejército del enemigo para un oficial. Precisamente para un oficial que es la comandante de él mismo, pero no es para un soldado que puede ser usado por alguno que es más fuerte y no siempre con la intención noble. No impondría nadie sanciones al abrék, nadie va a juzgarle en el Tribunal Militar por su errores, simplemente debido a los errores y desorden él tiene un montón de posibilidades de caer prisionero al enemigo y precisamente él es que decide, observar la disciplina militar o estar sin orden.
       Y también esta vez, lo que puede servirme de lección, debido a eso que estaba distraído, no se había preparado las cosas de antemano, la policía llegó antes que yo tuviera tiempo para irse, pero mi situación no era tan catastrófica, para que entrara en una batalla desigual, ni huyera abiertamente. No figuraba en la policía como un ladrón ni gamberro. Aunque me habían detenido por vagabundeo, cuando viajaba por Siberia en 1972 y después de eso varias veces más por el pelo largo o ropa de hippi, sin embargo, esto no tenía lugar allí, donde vivía, sino lejos suficiente de él. Ya los policías me encerraron en la celda, telefonearon al hospital e, informando que las heridas que yo había causado no fueron encontradas peligrosas (aunque yo pensaba que había matado), rieron y dijeron que mañana permitan irse. Tomé a broma esto, como una broma amarga. Encarcelaron, pero sería menos malo, sin irritar. Sin embargo, fue como una alegre sorpresa para mí y mis íntimos, al día siguiente, ya casi por la tarde me dejaron irse, sólo poniendo alerta para que yo tenga la mano.
       Dejaron irse, pero todavía sin pensarlo para acabar la causa penal sobre la inflicción de las lesiones corporales graves (no eran graves debido al resultado, pero debido al peligro en el momento de la inflicción; no era ningún resultado grave, excepto una cicatriz en un lugar invisible). Confiscaron el pasaporte. A veces, llamaban al juez de instrucción para conversación, también llamaban a las víctimas, a veces. Conforme a la práctica judicial, me amenazaba cinco años de régimen intensivo. Estaba en la condición indefinida, como si anduviera a tienta paredes, donde cometer una falta fuera muy indeseable-mente: ora esperar su suerte y continuar de vivir a la casa, como un ciudadano decente, ora escupir en todo e irse en el bosque para siempre, así cortando todas las retiradas para sí mismo.
       Hacia el otoño, esta indeterminación empezó a molestar no sólo a mí. Con la esposa las relaciones empezaron a deteriorarse. Las "víctimas" no daban más problemas: nuestra familia y ellos no se daban cuenta unos a otros, incluso reviraban la vista recíprocamente, cuando pasaban. En cambio, otro obstáculo surgió, gracias a Dios, lejos de la casa. Tenía que hacer algo con todo esto. Y aquí me recordé de mi viaje de negocios del Cáucaso que había tenido lugar hace ocho años. Me recordé de esa época en octubre todavía hacía tanto con calor y sin lluvia que había podido pernoctar a cielo abierto sin algún equipo turístico. Esta vez decidí irse en las montañas, donde sólo los chechenos viven. Todavía no estaba en Chechenia montañosa. Aprendiendo el atlas de las autovías, elegía algún lugar que está más lejos de fronteras de la república. "Si voy a Vedenó, pero eso está cerca de Daguestán. ¿Y si sólo estos que son desde Daguestán viven allá? - suponía equivocadamente. - No. Iré en el fondo, más cerca del centro geométrico". Ésta es una gran aldea Soviética (En presente el nombre histórico Shatoy fue devuelto). Yo sé lo que la mayoría de lectores van a pensar ahora y ellos van a caer en error: este viaje no es heroico, ni suicido, ni una testarudez. Lo que llega allí, y empezarán a perseguir para acuchillar usted - esto es un mito delirante. En el peor caso es una exageración muy fuerte que a pesar de todo también se parece al delirio. Especialmente si tiene en cuenta que la borrachera es un deshonra para ellos, así muy poco probable que los gamberros borrachos y dementes surja en el camino. También cualquier viaje es ligado un poco con el riesgo, incluso ese que está diez kilómetros desde su propia casa.
       Esta historia empezaba a parecerse cómicamente a la historia del protagonista Aleko desde una obra de Pushkin: "La ley procesa contra él, ahora quiere convertirse en gitano". Simplemente en distinción de Aleko, yo huí no a los gitanos, sino a los chechenos. Tenía un plan a vivir en la naturaleza por un tiempo, apareciendo en los pueblos a veces para comprar los víveres. Inevitablemente esto provocará la curiosidad, alguien comenzará a hablar conmigo. Gradualmente, durante las entrevistas trabar amistad con un o dos, comprobar con circunspección, si puedo confiar en ellos en algún caso, y entonces en Moscú, incluso el mismo diablo no será terrible: haré cualquier cosa y después de esto me escaparé en las montañas así que ningún perro no me encontrará. También, estando en el viaje de trabajo, hacía las tentativas de comunicarse. Sin embargo, incluso en caso de la amabilidad y benevolencia de su lado, pero algún muro continuaba de estar, un muro que me separaba de su círculo. Incluso a pesar de la actitud positiva hacia mí, continuaba de permanecer un extraño. Ahora sé que la causa está en religión, pero ese tiempo el muro que me separaba de la sociedad chechena, era un enigma para mí que intentaba de resolver. Ahora el enigma fue resuelto, pero no necesito ninguna sociedad y mi lugar no está en el oriente, sino en el occidente, no porque hay una mejor sociedad allí, sino porque allí mucho menos la gente me obstaculizaría de caminar por sí mismo, es decir, ser sí mismo. Allí están mejores las leyes y estas leyes son mantenidas. La sociedad no es una parte necesaria de la felicidad humana, como la propaganda soviética confirmaba esto. Al contrario, esto es un obstáculo en el camino a la felicidad y perfección. Las palabras "¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien,..." eran dichas por Jesús Cristo Mismo, aunque mucha gente que se consideran las cristianas creyentes pero tratan estas palabras como una frase altisonante y vana, sin penetrar-se por su sentido profundo.
       Puede ser, alguien recuerda, en 1976 el verano si no era el más frío, entonces al menos uno de los más fríos y lluviosos veranos en el siglo XX. También en el otoño no daba del calor. En octubre por las noches caía heladas en Moscú y, estando seguro de como si en este período no pudiera ser fríamente, acordándose del verano de 1968, yo no se molesté en escuchar el pronóstico del tiempo. Por lo tanto, el más fuerte golpe psicológico era que recibí en este viaje, cuando por la noche en el tren Moscú-Majachkalá, pasando por Kabardia-Balkaria, yo vi la nieve que estaba en los fosos a trechos. Comprendiendo la inutilidad del viaje, cuando hace tal tiempo, sin embargo, esperaba un milagro, se podía ocurrir que el tiempo cambiara. Por ello, de la mañana bajando del tren en Grozni, como había sido planeado, tomé un billete de autobús y me puse en el centro del distrito Shatoy por el camino montañoso que pasa a lo largo del desfiladero del río Argún. No voy a apartarse para describir el camino y si alguien se interesa por esto, le envío al capítulo 12 "Ichkeria" de mi novela "La teleportación" (Todavía existe sólo en ruso). Realmente, en vez del abuelo Paul que tenía 94 años, yo personalmente estaba allí, en edad de 26 años y, naturalmente, no llevaba ninguna novedad amarga y no dominaba de la capacidad de teleportar. En la misma manera, como con el abuelo Paul, cerca de la tienda los niños que tenían alrededor de 10 años, me chapurrearon en ruso: ¿Es que vas a montaña?
       No obstante, lo más interesante que vi en este viaje, estaba en el mostrador de tienda. Bajando del autobús, me dirigí por la carretera hacia el este. Hay cerca de veinte kilómetros desde Shatóy un afluente de río Argún, éste es Sharo-Argún, y en el camino están los pueblos, el primero es Aslanbek-Sherípovo, aproximadamente siete kilómetros; más allá de esto un pueblo Jal-Kilóy está, y por fin en el río hay un pueblo que tiene el nombre el mismo que el río, es decir, Sharo-Argún. Tras Sharo-Argún no hay ni caminos ni pueblos mostrados en el atlas. Y la tienda, con el mostrador que era tan interesante en mal sentido, ya no estaba en Shatóy, sino en Aslanbek-Sherípovo.
       Las mercancías que fueron expuestos al mostrador, eran una ganga admirable para un espía que recibiría una misión de combate a informarse: ¿qué el poder soviético representa de hecho? No había ninguna necesidad para esto a residir mucho tiempo y furtivamente, bajo alguna cubierta mítica, buscando cautelosamente todos los detalles de la vida cotidiana soviética, sino sería suficiente a echar una ojeada al mostrador de la tienda en un pueblo checheno, es decir, en Aslanbek-Sherípovo. Había sólo dos mercancías en el mostrador bajo el vidrio: el vodka y el estofado de cerdo. En el lugar apartado musulmán no había nada en el mostrador de tienda, excepto dos mercancías que habían sido prohibidas por el Corán. Esto era que el poder soviético se burlaba de las dos naciones: tanto sobre el pueblo ruso, cuanto sobre el pueblo checheno. Tanto en Rusia Central, cuanto en Siberia, el estofado de cerdo era un déficit terrible, y si apareciera en la venta en estas regiones, la cola enorme e imprudente con las peleas y escándalos, habría sido garantizada. Compré dos latas del estofado y, a mi amargura, un chico joven compró una botella del vodka. En el país virgen y limpio el poder había aportado las tradiciones satánicas y los atributos de este satanismo rojo, como el vodka, penetraban gradualmente en la nación abstemia. No compró nadie la carne de cerdo, excepto yo. Aquellos seguidores del Corán se equivocan que piensan que el vodka es mejor de dos males. A distinción del vodka, el cerdo no disturba el juicio, ni pone a la degradación del individuo.
       Saliendo de tienda, fue más lejos a través del pueblo, torcí del camino y subí a una colina herbácea, para examinar los alrededores y decidir ya sea para elegir un lugar para estación aquí, si veo un macizo forestal conveniente, o moverse por el camino más lejos, al lado de los pueblos Jal-Kilóy y Sharo-Argún y mirar un lugar allí. Sólo paré, vi, un hombre que tenía cerca de treinta años, se dirigió a mí. Cuando se acercó, su primera pregunta fue:
      -¿Tienes algún documento contigo?
      -Se resultó así que no tengo ningún documento conmigo, puedo decir sobre la causa de esto, pero la historia resultará larga. Allí, de donde llegué, una situación difícil se formó, todo me molestó y me voy en el bosque para vivir solo en la naturaleza, - aproximadamente de tal manera contesté a la pregunta del desconocido.
      -¿Cómo en tal tiempo pasar la noche en el bosque? Por la noche es nueve grados bajo cero. -Ahora por la noche diecisiete grados en Moscú, - yo dije. -Aquí llegué, creyendo que será con calor, pero aquí está casi lo mismo.
      -Entra en mi casa para reposar, calentarte.
       Estuve de acuerdo y, como resultó, él vivía suficiente cerca de este lugar en la colina, donde yo había estado de pie, examinando los alrededores. Entrando en la casa, él me propuso de sentarme en el sofá. Yo estaba en estado de abatimiento más debido al tiempo frío, también la experiencia del mundo, estando en la edad 26 años, no era la misma que ahora, y todo ello junto contribuía a lo que cometí una falta en la conversación. Por supuesto, sabía que en el Cáucaso a la gente no les gusta la infamia, la injusticia, incluso es posible una reacción agresiva suficiente en respuesta a las cosas semejantes, pero si describo con detalles los eventos anteriores del conflicto con los vecinos, entonces yo fatigue el interlocutor con mi cuento largo, por lo tanto no comenzó mi cuento desde el principio, sino desde el fin, creyendo que está suficiente de ello, para que encuentre la comprensión recíproca. Sin embargo, no tuve en cuenta que pude encontrar la comprensión recíproca de hecho, si el desconocido fuera introducido en la causa, debido a cual yo había tomado el hacha. Su pregunta primera era tal:
      -Es posible, bebes mucho. ¿Eres un alcohólico? ¿Has hecho esto, debido a la borrachera?
      -No. Casi no bebo y he hecho esto, sin estar borracho. Realmente, ellos me sacaron de quicio.
      -¿Suceden tales arrebatos contigo frecuentemente?
      -Unos arrebatos no suceden nunca conmigo. Los vecinos mismos lo provocaron.
      -¿Parece que fueras al bosque?
      -Sí. Y voy allí, - diciendo esto, me levanté y me dirigí hacia la puerta con orgullo.
       Inmediatamente una mujer de edad irrumpió en la habitación, aparentemente su madre, y empezó a reprocharlo alto. El desconocido se justificaba, se quedaba hecho una pieza. Aunque no sabía ni una palabra en checheno, no era difícil de adivinarlo, sobre la cual cosa disputaban. Ella acusaba al hijo que él no trata el huésped conforme a la costumbre, diciendo que tiene que irse, aunque todavía él no ha descansado completamente, y él imprimía a ella que no es sabido de cual cosas puede esperar de este "huésped", y el sentido común sugiere, cuanto antes este "huésped" se irá - la más tranquila será.
       Después de ir cerca de un kilómetro encima de las colinas, paré, eligiendo una estación apropiada relativamente en un lugar bajo y empecé a intentar de encender una hoguera. Como la intuición me sugería, las ramas de los arbustos no eran de una especie que fuera inflamable suficiente, sino eran todas húmedas, gracias a las lluvias con nieve que estaban recientemente y a corto intervalo. Conmigo tenía una vela ordinaria, que pudiera flamear durante una hora, también tenía la experiencia cierta a encender las hogueras, pero, a pesar de todo esto no se encendía ninguna ramita, excepto la vela que ardía débilmente y tristemente.
      "Es posible, sería mejor a regresar, - comencé a pensarlo para sí. - Con la misma suerte podría vivir en los bosques acerca de Moscú, y no sería ni un centavo peor. Puede ser, es probable encontrar a unas personas, con quienes fuera la comprensión mutua, pero no en tal tiempo". Una vez que empecé a pensar así, el mismo desconocido, en cuya casa estuve, surgió entre los dos, ya sea con un amigo o con un pariente, y los dos comenzaron a persuadirme de regresar atrás.
      -¿Acaso no ves qué tiempo hace? Y sin embargo, vas a pasar la noche aquí. ¿Qué pasa si te congelaras y después de esto alguien dijera que "los chechenos le han matado"? Eso sería desagradable. Cuando el tiempo será bueno, en el verano, escala las montañas tanto cuanto quieres, pero pernoctar ahora es un suicidio".
       Tenía la tienda de campaña conmigo, pero no había tomado el saco de dormir, esperando el calor. Incluso ellos no me persuadieron, sino confirmaron mi idea que tengo que regresar a Moscú. No lejos de la carretera nos separamos y empecé a coger un coche de paso. Muy pronto el primer chófer que paró, consintió a tomarme hasta Grozni, incluso sin exigir de dinero y apenas arrancó, pero un coche de policía obstruyó el camino. Dos policías se dirigieron al coche, sin duda, por mí. La pregunta primera era tal: ¿"Tienes unas armas"? Cuando vieran mi navaja pequeña, manotearon: "es una bagatela, pero no es ningún arma. Vayamos juntos". El dilema penoso se anuló, quedarse o regresar, y por lo visto por esta causa el humor de una vez se mejoró, la depre se anuló pronto y tenía ganas de alegrarse y de bromear. Era que la detención no amenazaba a mí en nada. Aunque, al lugar donde vivía, confiscaban mi pasaporte, pero incluso no demandaban el compromiso de no salir. Y acusarme en un delito que no cometí, fuera un gran problema: llegué acá ahora, y no sería difícil de probar que estaba en Moscú hasta los días últimos.
      -Bueno. ¿Y para qué has llegado aquí? - hizo la pregunta uno de aquellos que estaban en el coche. Pronto comprendiendo que esto no amenazaría ni a mí, ni a alguien otro, contesté, sonriendo:
      -A buscar los amigos.
      -Has tardado. Tu amigo fue matado 28 de marzo.
       Así en primera vez me enteré sobre él mismo famoso Jasuja Magomadov que los chechenos nombraban brevemente - abrék Jasó.
       En ese tiempo el coche se acercó al centro del distrito, hacia Shatoy. Cuando paramos en el centro de la ciudad los curiosos hicieron corro alrededor del coche, más parte eran las mujeres. Cada de ellos intentaba de mirar adentro y ojalá momentáneamente midiera a mí con la mirada. En estas miradas no era nada malo, sólo la curiosidad estaba expresada. La reacción del pueblo era tal, como si detuvieran un extraterrestre. En la comisaría de policía no trataban a mí rudamente, sino casi amistosamente. Al mismo tiempo ellos fueron muy asombrados que llegué precisamente en Aslanbék-Sherípovo del distrito de Shatoy, pero no en Vedenó, no en Itúm-Kalé. Mi respuesta que la misma pregunta podría ser hecho en la policía de Vedenó, no parecía persuasiva a ellos que asombraba a mí. Ellos cambiaban miradas, se encogen de hombros. Todo este ambiente expresaba que hay algo misterioso en su distrito. E hicieron una pregunta más: ¿Qué pueblo está más allá de Sharo-Argún? Mi respuesta que no hay nada en el atlas allí, por lo tanto yo mismo tiene interés y si hay un caso llegar más una vez, sin duda iré allí a mirar, sin embargo, esta respuesta fue percibida con desconfianza, juzgando por las expresiones de sus caras. Por fin declararon a mí que van a llevarme a la celda:
      -Estamos arrepentidos, allí es fríamente, sin embargo, más calor que en las montañas, donde tú ibas a pernoctar.
       Excepto yo, en la celda un checheno barbudo estaba que fue llamado Jalid que aparentemente supuse que él tuviera cuarenta años, pero resultó más tarde que tenía a secoas treinta y dos años. Él fue encarcelado por malversación: había vendido las ovejas que pertenecían al estado por un monto de 7000 rubles. Quien quiere cambiar el dinero de la época de Brezhnev en la cuenta contemporáneo, esto era aproximadamente € 15.000. Comencé a contar mi historia. Él prestó oído, centró la atención y súbitamente comenzó a reventar de risa con la voz atronadora. Esto duraba mucho tiempo relativamente, y yo vigilaba lo que sería después. Por fin el discurso regresó a él gradualmente.
      -¡Ja, ja, ja! ¡Esto es genial! ¡Un abrék desde Moscú!
       Cuando terminó de reír completamente, explicó:
      -Perdóname que reía así, sin ánimo de ofender, pero te has preparado a hacerlo todo que los abrekes hacen.
       Después de eso empezó a instruirme cómo estar en las montañas de Ichkeria, sin atraer la atención a sí mismo. Rió un poco si dijera con los policías, teniendo acento inglés o alemán, seguramente ellos me tomarían por un espía. (Lo que en el Cáucaso la manía de espionaje tiene lugar entre las fuerzas del orden en más grado que en las otras regiones, también este me oía desde las otras fuentes que no son del origen caucasiano).
      -¿Y por qué ellos me han pedido cuál pueblo está más allá de Sharo-Argún?
      -¡Oh! ¡Esto es interesante! Esto tiene relación conmigo. Y empezó a contar algo sobre su fraude con las ovejas del estado, de lo cual fue mencionado más arriba, de lo cual comprendí que los policías sospechaban si yo fuera un cómplice de Jalid.
      -¿Y qué pueden tener en cuenta, cuando han dicho: "Tu amigo fue matado 28 de marzo"?
      -Había un tal abrék aquí, llamaba Jasó. Si le atraparan, le condenarían a muerte. Él mataba los funcionarios del partido, los grandes funcionarios locales, los jefes de la policía, odiaba el poder. A veces, aparecía delante de un grupo de turistas y pedía de dar comer o algunas bagatelas del equipo turístico, porque él tiene que sobrevivir de algún modo. Ordinariamente decían: "No lo tienen". Entonces él sacaba el fusil, gritando con la indignación: ¡Cómo puede ser que no haya nada! Todos ellos se desbandaban, él tomaba lo que es necesario y desaparecía de la vista. Tenía más que de setenta años, pero no le podían capturar vivo. Última vez lo han sitiado y uno de los policías lanzó un grito: "¡Jasó, entrégate! ¡Tú eres sitiado! ¡La resistencia es inútil!" Estaba oscuro. Él no podía ver nada y disparó una pistola hacia la voz. Ahora imagínate, cómo bien él tiraba, porque, tirando sólo hacia la voz, dio y a la muerte. Le mataron, porque se era imposible capturar vivo. Él ya era un viejo que se ha acartonado y a pesar de todo iba a morir.
       Sería imposible dudar que Jalid fuera locuaz suficiente. A veces, empezaba a reír alto, pero su risa no tenía nada ofensiva, sino animador en más grado. Como si persiguiera el objetivo a levantar el ánimo por sí mismo y los otros, es decir, animar y dar el optimismo. Contando algo, le gustaba exagerar, fanfarronear. Precisamente, he copiado desde él la imagen de Jalid en mi novela "La teleportación", en el capítulo 12 "Ichkeria". Con respecto a Jalid real que estaba junto mí en la celda, estaba juzgado dos o tres veces. Yo le pedí, comó le pareciera a sobrealimentarse con las conservas de cerdo. Cómo los otros presos de campos soviéticos donde estaba el hambre, él había perdido la exigencia para alimento realmente, pero cuando pidió los policías de dar el abrelatas, ellos negaron porque consideraban cómo un asunto sucio si en su edificio abrieran y comiera el estofado de cerdo. Eso era un hecho interesante más: incluso los policías no eran ateístas en esta república, y se esforzaban de observar las tradiciones del islam en la medida de lo posible.
       A la mañana siguiente Jalid supo que ahora van a llevarlo en la cárcel en Grozni. Dejó su abrigo de piel sin mangas a mí, de cual se había cubierto cuando había pastado las ovejas, persuadiendo que él no tenía más necesidad de esto y que el calor está en la cárcel, pero para mí no estaría superfluo, porque incluso si estas celdas eran calentadas aquí, entonces muy ligeramente. Aconsejó ser más cauteloso y desconfiar de los desconocidos, porque el malo está en todas partes. Pensé que no arriesgaba nada, y propuse de anotar mi domicilio de residencia.
      -Estos pensamientos de cárcel serán olvidos después, cuando saldrás de aquí, - él me dijo. - Estamos aquí, soñamos, parece como si todo fuera simple. Pero saliendo en la libertad, todo se convierte en más complicado, estarán las preocupaciones imperiosas cotidianas, de modo que poco probable necesitaremos de esto. Cuando saldré, necesitaré en otras cosas.
       Una vez más el esquema conocido funcionó. Hablamos que bien, con el corazón en la mano, casi nos hemos hecho amigos, pero, si intento de juntarse más, hay un muro. Sin embargo, es poco probable a ver un ex preso que hable contigo con el corazón en la mano, sin cualquier presión o superioridad innatural, ojalá sin un poco intente de molestar o herir de una forma o de otra, sin adular y hacer la pelota a ti, para sonsacar algo y para usar lo mismo contra ti después, pero incluso él había pedido perdón por su risa fuerte, aunque no había ni una nota ofensiva en esta risa, pero sólo el deseo destacar una situación graciosa y animar. En el mundo envenenado soviético, incluso si un hombre es hombre habitual, sólo por eso que no es un enemigo, ya es suficiente para alimentar los sentimientos buenos y a sentir el reconocimiento a él.
       Jalid fue llevado a la cárcel. Nos separamos, cambiando con los saludos cordiales. Por la tarde algún chico borracho fue entrado, menos locuaz, pero aunque había un tono malo en sus palabras, este mal era debido a lo que es detenido y en vez de dormir a la casa, ahora él tenía que pernoctar aquí. Cuando lo pedí sobre el abrék Jaso, contó brevemente lo mismo y complementó que hay ocho reos de muerte más y ahora se escapan en estas montañas. A la mañana siguiente este chico fue permitido irse y yo permanecía dos días más, estando en la celda y pensando en esto y aquello.
       Por fin un empleado me llamó en su despacho, cómo se presentó, de la policía judicial local.
      -Nos han comunicado con Moscú. Has un problema. Si quisieras reposar aquí de hecho, no tenemos nada en contra, pero al principio soluciona tu problema en Moscú. Es probable, sabes que en el Cáucaso no gustan que alguien clava. Vamos a llevarte hasta Chishki, allí hay un autobús que pasa frecuentemente. Ve en Grozni y toma el billete hasta Moscú. Si todo se arreglará, entonces llega aquí en las montañas, y tiene que prevenirte, hay abrekas allí que se escapan y tu equipo turístico puede ser muy útil para ellos, pueden robarte. Por ahora ve en la celda, cuando el coche será preparado, saldrás.
       Todo salió tanto, cómo él había hablado. Me llevaron hasta Chishki en el coche policial, entonces llegué en Grozni en autobús hacia la tarde. No había de billetes por ningún tren, no había de asientos ni reservados, ni con departamentos, incluso no había de asientos comunes. Esperaba, ojalá hacia mañana saldría en un tren postal-equipaje en el coche común, pero durante la noche yo fui detenido una vez más. La causa es conocida: en Unión Soviética, en la estación ferroviaria y el pasaporte no estaba en el bolsillo.
       Ciertamente, yo no fallaré nadie si ahora ve a contar un hecho interesante. Aquellos policías, donde tenía que pasar la noche, ahora todos ellos pueden ser jubilados. Es que ya pasó 33 años desde eso. Ora ellos me tomaron por un individuo muy interesante, ora no querían que viera algo y por lo tanto decidieron distraer mi atención, pero de todos modos ellos me ofrecieron un vaso del vodka a beber. En tiempos de las detenciones tal cosa no tenía lugar más, ni antes, ni después de eso. A propósito, era detenido docenas de veces, pero no siento ninguna vergüenza de esto. Las detenciones por los pelos largos, por la ropa de hippies, por lo que está muy lejos del lugar de mi registro - es posible que los europeos y estadounidenses incluso en los sueños terribles no verían una detención de policía con tales pretextos. Y no hay ningún registro en los países que no eran violados por comunistas que han importado estas costumbres de servidumbre desde la edad media, y los pasaportes son necesarios sólo en tiempos del viaje al extranjero, es decir, en los países ajenos. ¿Y cantar la canción: "El hombre pasa como un propietario de su patria inabarcable" (Человек проходит, как хозяин Необъятной Родины своей) en tal país? No. Realmente los comunistas no cesarán nunca de asombrar con su infamia e hipocresía.
       En esa noche acepté la bebida sin vacilar, bebiendo este vaso de vodka a la vez. Primero: no quería a nadie ofender por mi renunciación; en segundo lugar, fue desgastado psicológicamente y necesitaba relajarse. Recuerdo, después de beber bromeaba todo el camino con una chica que fue detenida, reiterando a ella en francés: "Met tes pieds sur mes épaules" y desde el principio he traducido a ella estas palabras que significaban: "pon tus piernas sobre mis hombros". Los policías reían, ella amenazaba con el puño a mí, bien fingiendo, bien seriamente. A la mañana siguiente me condujeron en el distribuidor especial, donde aquellos estaban que eran detenidos por vagabundeo. Esta institución estaba aquí, junto a la estación ferroviaria de Grozni. A distinción de la misma institución en Krasnoyarsk, donde yo había tenido "honor" de estar en 1972, todavía antes del casamiento, aquí había camas de dos niveles, como en el cuartel con colchones habituales y almohadas, en vez de las tarimas de madera para dormir. ¿Piensa que mi relación positiva al pueblo checheno es subjetivo? ¿Es eso un vistazo a través de algún color de rosa? Sin embargo, la mayor parte de detenidos exclamaban a menudo: ¡No obstante, qué es la actitud humana a nosotros aquí! Es que  golpean los vagabundos en Daguestán, sin ceremonia.
       Un ejemplo claro tuvo lugar allí que comprobaba todo eso. Entre los detenidos había un joven estudiante que estudiaba en una escuela superior. Una vez él huyó y yo no lo sé de qué modo, pero fue atrapado en el monte cerrado de maíz por la policía local 25 miles desde Grozni, cerca de Gudermés. Un policía ruso intentaba de pegarle, y cuando este chico dijo a él: "Nosotros ambos son rusos, es decir, unos comprovincianos, por ello tenemos que tratar el uno con el otro bien". Pero aquel policía se sonrió maliciosamente, diciendo con amenaza: "Aquí voy a tratarte cómo un comprovinciano!", sin embargo otro policía que era un checheno, intervino en favor de este chico. Ora tenía más influencia, ora era más arriba en rango, sin embargo, no dejó golpear este chico. E incluso en el mismo distribuidor especial ningún entre policías no levantó la mano a este estudiante por la huida. Que yo sepa, si él huyera y fuera cogido en Krasnoyarsk, entonces no habría un lugar sano a él. Cuando estaba allí, tal caso pasó: dos huyeron y eran cogidos, en mañana siguiente los dos ya estaban cubiertos por moretones, cuando fueron llevados atrás en la celda.
       Precisamente adular, no tuviera ninguna ventaja debido a eso: no va nadie a darme dinero por eso, ni va a ponerme al puesto alto. Si tuviera que buscar el asilo político, entonces sólo en los Estados Unidos o en Europa, pero no en Chechenía. Si se escapara en el bosque, preferiría en las zonas Centrales de Rusia por la razón simple que sin saber el checheno, estaría allí cómo un mirlo blanco y pronto atraería la atención de alguna autoridad competente.
       Eventualmente este viaje me ha servido cómo una excursión interesante y cognoscitiva. Residía en este distribuidor especial durante cerca de dos semanas, por mi dinero los policías tomaron a mí el billete al tren Bakú-Moscú y dos policías me acompañaron hasta la subida en el tren. A la vuelta las relaciones con la esposa empezaban a arreglarse. El obstáculo que estaba lejos de la casa, desapareció por sí mismo. Y hacia la primavera de 1977 comprendí que no va nadie encarcelarme. Creo que las policías podían decir a las víctimas: "Si tal deseo está, podemos encarcelarlo, pero entonces también os encarcelaremos a la vez". Aunque esto es sólo mi suposición. No sobornaba a nadie y ¿de dónde tal dinero puede tomar un topógrafo con el salario soviético que tenía? Durante todos estos años, varias veces viajaban con mi familia en Yalta, para descansar y creo que en esa época no sería suficiente todo este dinero para escaparse de cinco años de la privación de libertad. Que se enojen mis enemigos: en el país soviético donde esa ninguna libertad, vivía mi vida siendo un hombre libre y no fue nunca encarcelado por esto. Y cuando este monstruo totalitario, es decir, Unión Soviética, se ha arruinado, ello estuvo la gran fiesta en mi vida. En mi juventud una vez fue dicho a mí: "Cinco años más, y lamentarás muy mucho que has ocupado tal posición en la vida". Desde el momento que oí estas palabras, ya han pasado cuarenta años, pero no lamento en absoluto.
       Y aquí lo mas interesante está, aparentemente Halid lo ha olvido contarme, que me he informado del Internet hace poco: Jasuja Magomadov había sido matado en el territorio que es del municipio de Aslanbék-Sherípovo. ¡Aquí es por qué los policías se había asombrado que yo había llegado precisamente en Aslanbék-Sherípovo! ¿Podia ser la alma del abrék, vagando, quería demostrarme algo? Poco probable que en esta vida lo me informe, sin embargo aquí como si hubiera algo místico. Realmente los caminos de Allah son inescrutables. Es que hay una coincidencia no sólo que había llegado casi en el mismo lugar, sino también en eso que yo mismo a pocoas no me hubiera convertido en lo mismo abrék, en la profundidad de alma maduraba la misma tónica general, y la causa única que no me había convertido en lo mismo abrék, por esto que aunque la época era abominable, sino ya no era tal cruel. Es que ni las ofensas, ni los complejos, ni la vanidad insalubre, ni incluso la sed de venganza, todas estas cosas no eran lo que había incitado Jasó a este camino. Ciertamente también él pensaba que podía ser todo se arreglaría y esperaba hasta 1939, cuando se encontró un prisionero de la cárcel de Grozni. No es difícil de imaginar las cárceles de la época de Stalin. Estoy seguro de que él oía como los acólitos comunistas torturaban las personas, la mayor de cuales no eran culpables, y estoy seguro que él comprendía que no había más que pudiera perder ahora. Podía ser, si fuera en su lugar, yo no tuviera éxito a matar el centinela y, usando su arma, a cometer la huida de la cárcel. No obstante, en semejantes situaciones extremos hay unos casos, cuando algunas personas hacían lo que parecía imposible y por encima de las fuerzas. Había pensado este camino y lo mantenía en espíritu, en reserva, por si acaso, si algo terrible tuviera lugar, pero no ocurrió nada. El satán sólo hacía gestos con la cara. Pero algunas fuerzas sobrenaturales me mostraron mi pensamiento secreto que era encarnado en la realidad por el otro hombre que se había convertido en el héroe número uno para mí.
       El principal mérito de Jaso consiste en esto que él demostró al mundo, si una persona es fuerte y tiene confianza en Dios, entonces ningún poder no podrá romperla, incluso el poder de Stalin. Y los héroes que son impuestos por propaganda, en el mejor de los casos pueden provocar sólo la compasión, pero de ninguna admiración. Cómo la compasión en relación con las almas que son descarriadas y engañadas que pusieron sus vidas al altar de los grandes estafadores del estado. Sacrificarse para no admitir al poder el canalla Hitler para que el otro canalla gobernara, es decir, Stalin. Tal incomprensión de tal cosa simple puede ser explicada por el engaño e idiotismo, y sólo por el engaño e idiotismo. Tales cosas pueden tener lugar sólo si un hombre cesa de pensar independientemente, como si pillara la fobia de la opinión pública, y desde este momento pone a la vanguardia la aspiración de complacer a esta opinión pública. Y ahora no importa cuales esfuerzos él aplicaría, no importa cual cruz pesada llevaría, todo es inútil si el camino que ha elegido, no es justo. Pero si elige el camino justo, no importa, hasta qué punto la cruz sería dura - a pesar de todo él conducirá hacia la victoria. Jasuja Magomadov, declarando su propia guerra sagrada contra el mundo satánico soviético, salió de ella en calidad del gran vencedor.


                                                   

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